La Educación Física en la etapa de Educación Secundaria Obligatoria cumple un papel fundamental en la educación de los adolescentes. Este aprendizaje, no solo queda reflejado en las clases prácticas de esta asignatura a través de deportes, juegos motores o actividades físico/artísticas. También cabe destacar que nociones teóricas y prácticas relacionadas con la salud y hábitos saludables e higiénicos aportan conocimiento a los jóvenes que hacen que la Educación Física sea una materia crucial en estas edades.
Partiendo de esta premisa, en cuanto a la adopción de comportamientos sanos, es muy importante tener en cuenta que se estima que hasta un 80% de niños y niñas en edad escolar únicamente participan en actividades físicas en la escuela, tal y como recoge el informe Eurydice, Physical Education and Sport at school in Europe (2013). Por ello la Educación Física en las edades de escolarización debe tener una presencia importante en el horario del alumnado si se quiere ayudar a paliar el sedentarismo, que es uno de los factores de riesgo identificados que influye en algunas de las enfermedades más extendidas en la sociedad actual. (RD 1105/2014) En relación a esto, se sabe que España es uno de los países que sufre este problema ya que, bajo el punto de vista de Mendoza, (2000), "los niveles de práctica deportiva son muy distintos entre los países estudiados por la OMS en población de 11 a 17 años, siendo las chicas españolas las que presentan un sedentarismo más acusado de los 24 países estudiados".
Según la investigación realizada por Pérez, L., Bayona, I., Mingo, T. & Rubiales, C., (2011), España tiene una de las mayores tasas de obesidad infantil de Europa, por ello las autoridades sanitarias han puesto en marcha actividades para desarrollar hábitos de alimentación saludables entre los escolares. Debido a esto, se llevó a cabo un estudio piloto sobre los jóvenes que acudían al comedor escolar en cinco colegios públicos diferentes de Soria donde se midió la adhesión a los patrones de la Dieta Mediterránea y los parámetros antropométricos entre dos muestras de escolares de la misma edad, en un intervalo de diez años, se concluyó que la proporción de escolares que presentaba una adhesión media-alta a los patrones de de la Dieta Mediterránea fue superior entre los últimos encuestados en 2008/09. Lo que sugiere que las actividades coordinadas por las distintas administraciones sanitarias son una herramienta útil para promocionar buenos hábitos alimentarios entre los escolares.
Un año después, De la Montaña, J., Castro, L., Cobas, N., Rodríguez, M. & Miguez, M. (2012) realizaron un trabajo con el objetivo de conocer el grado de adhesión a la DM de la dieta de estudiantes universitarios gallegos y su relación con el índice de masa corporal (IMC). Los participantes fueron universitarios del Campus de Ourense. Se determinó el peso y la estatura de cada participante y se calculo el IMC. Para determinar el grado de adhesión a la Dieta Mediterránea, se utilizó el test KidMed. Participaron 266 universitarios (67,7% mujeres y 32,3% hombres) de edades comprendidas entre 18 y 25 años. La mayoría de los estudiantes eran normopeso (79-83%), aunque se encontró un porcentaje relativamente importante de chicos con sobrepeso (18,6%) y una baja prevalencia de obesidad, en ambos sexos. La puntuación media del KidMed fue de 6,35 y este índice no difiere significativamente entre chicas y chicos. Solo el 33% de los participantes presentaron una dieta de alta adhesión a la DM.
Por otro lado, un estudio llevado a cabo por López, E., Navarro, M., Ojeda, R., Brito, E., Ruiz, J. & Navarro, M., (2013), sobre la adecuación a la dieta mediterránea y su asociación con los niveles de práctica de actividad física en la población adolescente de la Comunidad de Canarias determinó que un 22,3% de los sujetos estudiados presentaron una dieta de muy baja calidad, un 52,9% un patrón que puede mejorar y un 24,9% una dieta mediterránea optima. Así como la existencia de una asociación positiva con los niveles de práctica de actividad física. En conclusión, los sujetos estudiados presentaron unos datos nutricionales peores que los de hace diez años para población adolescente nacional y de las comunidades del centro y norte del territorio español. Con un elevado porcentaje de adolescentes (18,8%) que no desayunan. Los adolescentes que realizaban mayores niveles de práctica de actividad física tanto de intensidad moderada como vigorosa, mostraron una mayor adherencia al patrón alimentario que se asocia a la recomendación de dieta mediterránea óptima.
Definitivamente, otro estudio que hay que señalar fue el completado por Ayechu, A. & Durá, T., (2010), a 1.956 alumnos de ESO. El 6,7% de los alumnos de ESO tenían un índice KidMed bajo, el 50,4% medio y el 42,9% alto, sin que existieran diferencias significativas entre ambos sexos. Ellos concluyeron que el índice KidMed disminuía progresivamente con la edad debido a que los 13 años (1o ESO) el 49,5% tenían una puntuación óptima del índice KidMed, mientras que a los 16 años (4o ESO) esta puntuación apenas la alcanzaba un 37,2%. Entre los alumnos de 1o y 4o de ESO existían diferencias significativas respecto al consumo de frutas, pescados, frutos secos, bollería industrial y dulces; así como en la falta de regularidad del desayuno y la frecuentación de hamburgueserías.
Sin ir más lejos, la realidad se sitúa, en que la dieta de niños y adolescentes se caracteriza por ser desequilibrada y excesivamente calórica, caracterizada por un mayor consumo de alimentos de lo que precisan, ricos en grasas, azúcares sencillos y, en consecuencia, en calorías. Con un gran consumo de preparados precocinados y dulces, y un consumo insuficiente de verduras, legumbres, frutas y pescado. A esta circunstancia se une el hecho generalizado de que muchos niños y adolescentes omiten el desayuno, una de las comidas más importantes del día, directamente implicada en la regulación del peso. (Manolles, P., et al., 2008).
Por lo tanto, consideramos que el concepto de Educación Física está muy ligado con el de Salud y todo lo que este último conlleva. Es importante que los jóvenes conozcan la importancia de llevar a cabo una Dieta Mediterránea sana y equilibrada sin olvidarse de la práctica continua de actividad física que el sujeto tendría que realizar de manera habitual. Todo ello unido a la sabiduría que el profesor de Educación Física pueda tener, podría traducirse en una adquisición de valores y hábitos saludables por parte del alumnado.
BIBLIOGRAFÍA
Abarca-Sos, A., Murillo, B., Julián, J. A., Zaragoza, J. & Generelo, E. (2015). La Educación Física: ¿Una oportunidad para la promoción de la actividad física? Retos, 28, 155-159.
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